El verano en Montoro, de sobra, es por todos conocido, como cálido, muy cálido. Así se presentaba la tarde del primer sábado de julio de este 2025. Cálido, de calor y, sobre todo, cálido de amor, como el que se profesan Cristina e Ildefonso. Los protagonistas de esta nueva historia en la que fuimos testigos directos.
Junto con mi compañero Garphy film, comenzamos la tarde en casa de Ildefonso. Allí se encontraba, tal y como esperábamos, nerviosito “perdío”. Sus amigos lo acompañaban en esa complicada tarea de apaciguar y atemperarle los nervios.
Ayudado por ellos y por su familia, Ildefonso se vistió su traje de la firma Aguilar novias. Momentos simpáticos, entrañables y emotivos, como cuando el novio abrió un regalo de Cristina, un pañuelo en forma de mensaje que hizo que se le quebrara la voz al leerlo y se le saltaran las lágrimas.
Entre refrigerios y diversión, dejamos a Ildefonso para tomar rumbo hacia casa de Cristina, donde se encontraba terminando la sesión de maquillaje y peluquería, de manos de Rosario Martínez y Victoria Ruiz, respectivamente.
La novia se encontraba, aparentemente, tranquila, aunque nos confesaba que momentos antes no lo estaba.
Acompañándola, se encontraba su familia, la cual la ayudó en todo momento a la hora de ceñirse su vestido de Rosa Clará. Con ayuda de su cuñada Natalia, se calzó con sus zapatos de novia, de Calzados Marín.
El reloj seguía corriendo, acortando los minutos. Poco a poco, y como suele suceder en estos días tan señalados, los nervios comenzaban a aparecer en Cristina. También la emoción, que al igual sucediera con Ildefonso, esa misma voz quebrada al leer un mensaje de cariño y aprecio, brotó de su padre al recibir ese mensaje de Cristina.
Poco a poco fueron llegando las amigas de la novia para acompañarla en estos últimos momentos antes de la ceremonia.
Llegada la hora de partir hacia la iglesia, a la salida de casa de la novia, Saray Ramírez, cantaora flamenca, dedicó una canción al padre y padrino de Cristina, que emocionado la llevaba de su brazo al altar.
Ya en la Iglesia de San Sebastián de Montoro, se encontraba Ildefonso a la espera de Cristina.
La iglesia se encontraba radiante, elegantemente decorada por Planelles mundo natura, artífices del ramo de novia.
Pasados unos minutos de las 20 horas de la tarde, llegaba Cristina a la plazuela de San Sebastián, en un Mercedes Poton de 1954, de Clásicos clavel.
En el pasillo central los más pequeños abriendo paso a la novia, resaltando el fantástico bastidor porta-alianzas, cariñosamente realizado por Natalia Peinado, cuñada de la pareja y la tablilla grabada por Dulces Recuerdos 3D, portados por Ariadna y Oliver, respectivamente, sobrinos de los novios.
La ceremonia, amenizada musicalmente por Saray Ramírez, fue muy emotiva, donde participaron en la liturgia muchos familiares y amigos de la pareja que, en ella, se unieron en santo matrimonio.
Tras ésta, la pareja dio un paseo en el fantástico Mercedes por las inmediaciones al meandro monumental montoreño, donde aprovechamos para hacerle una pequeña sesión.
Ya en el Salón de celebraciones la Caseta, de Montoro, disfrutaron de una fantástica copa de bienvenida, nuevamente amenizada por la música de Saray Ramírez, y posteriormente, de una cena, donde se vivieron momentos muy divertidos y especiales, como la entrega de regalos a sus padres, llevados a cabo por Dulces Recuerdos 3D, y un fin de fiesta espectacular, con el equipo de Octava Frecuencia y Dj. Erick Romero a los mandos. Y con la participación de Mustache Fotomatón.
Como siempre, os dejo con las imágenes de esta cálida, pero a la vez, mágica tarde/noche de boda.