Os traigo el resumen de una nueva historia de amor, con dos testigos de excepción, fruto de este amor. Cristina y Alfonso contrajeron matrimonio bajo la atenta mirada de sus hijos, Sofía y Alfonso.
Comencé la tarde trasladándome hacia la vecina localidad de El Carpio, en un mes de mayo con tintes veraniegos. Allí se encontraba Alfonso, acompañado de su familia. Estaba visiblemente nervioso, aunque le acompañaban sus dos hijos para atemperar los nervios. Con su ayuda y la de sus padres, Alfonso se vistió su traje de Higar novias, mientras los minutos iban acortando la hora señalada.
Terminado con Alfonso, volví hasta Montoro, donde Cristina estaba en sesión de peluquería, llevada a cabo por Victoria Ruiz, y de maquillaje, por Rememargo.
Como hicieran con su padre, Sofía y Alfonso, no quisieron perderse los momentos previos de su madre. Allí estaban acompañándola, donde Cristina se encontraba súper tranquila, como así transmitía en todo momento, y se notaba.
Con ayuda de su madre, se puso su vestido de Higar novias. Y con la de sus tías y primas, el resto de complementos, entre los que se encontraban un magnífico tocado de Maina atelier, los zapatos, de la zapatería montoreña Calzados Marín.
Los minutos se iban acortando, y sus amigas y más familiares se iban acercando para acompañarla en estos instantes previos.
Cuando el reloj se aproximaba a la hora señalada para la ceremonia, Cristina, del brazo de su padre, salió rumbo hacia la Parroquia de San Bartolomé de Montoro, en un magnífico Ford model A de 1928. Alfonso se encontraba esperándola, acompañado de su madre y madrina.
La iglesia estaba decorada por Planelles mundo natura, mismos artífices del ramo de novia.
Llegó la hora fijada y abriendo paso, los pequeños de la casa, Sofía y Alfonso, seguidamente Cristina.
El coro parroquial puso el punto musical a una ceremonia emotiva, cargada de momentos entrañables, como la homilía, en la que participó Sofía, o los espontáneos del pequeño Alfonso.
Concluida la ceremonia, y tras la lluvia de arroz, tomamos unas fotografías en la intimidad del casco histórico de Montoro. Y, antes de partir hasta el lugar de la ceremonia, Cristina quiso visitar a su abuela, que no podía acompañarla y la esperaba en su casa.
Después de la visita, tomamos rumbo hacia la vecina Villa del Río, donde tuvo lugar la cena de celebración en el Hostal del Sol.
Durante la cena se vivieron momentos emotivos cuando los novios entregaron unos recuerdos a sus familiares más allegados. Y algunos cargados de arte, como cuando un familiar de Cristina le dedicó una sevillana bailada con gran maestría.
Los más pequeños estuvieron bien entretenidos con la animación de Marisol, que realizó unos fantásticos maquillajes en los rostros de los más pequeños.
Tras la cena, los invitados acompañaron a Cristina y Alfonso en una gran fiesta, donde bailaron hasta bien entrada la madrugada.
Como de costumbre, os dejo con el resumen fotográfico de este gran día.